En esta semana ya comienzo en el aula definitivo en el que me mantendré hasta el fin del período de prácticas, en 1ºA de Primaria.
En lo que se refiere a la organización y decoración de la clase, se pueden observar dibujos hechos por los alumnos colgados en el corcho, carteles y pósteres del cuerpo humano, palabras en inglés, números en inglés, una recta numérica del -10 al 20 que se usa para algunos ejercicios de sumas y restas en Entusiasmat (Matemáticas), carteles que hacen referencia al trabajo cooperativo y a metodologías de trabajo como el folio giratorio o parejas cooperativas de lectura, una cruz, una estatua pequeña de la Virgen María, normas de clase (por ejemplo; respeto a los compañeros, levantar la mano antes de hablar, respetar el turno de palabra, etc) y más dibujos, libros infantiles y material que hacen que la clase tenga un clima motivador y agradable para los alumnos.
Los alumnos están dispuestos en 3 grupos de 10 mesas cada uno con un niño enfrente de otro para que la comunicación sea más sencilla y se fomente el trabajo cooperativo (el segundo grupo de mesas tiene una mesa más que los otros dos en la que se sienta un niño gitano que va a ritmo más lento que el resto (no ha ido al colegio en Educación Infantil y es su primer año de colegio). En cada grupo hay un alumno ayudante que reparte y recoge los libros al principio y al final de cada clase.
Estos alumnos son, si cabe, aún más participativos que los alumnos de 2º de Primaria con los que estuve la primera semana, tienen muchas ganas de aprender y siempre se ofrecen voluntarios para resolver ejercicios, corregir o leer.
En esta primera semana en la clase de 1ºA, mis principales tareas consistieron en ayudar con su trabajo tanto a Moisés, el niño gitano que he mencionado antes, y a Daniel, un niño que va a integración debido a su gran dificultad en aprender a leer y contar y sus constantes despistes y falta de atención debido a algún tipo de retraso mental cuyo diagnóstico desconozco y también he resuelto las dudas que tuviesen los niños en algunos ejercicios.
En este aula, también está Alejandro, un niño con algún tipo de síndrome autista que le hace vivir constantemente en un mundo de fantasía y que, cuando los profesores le dejan hacer dibujo libre como al resto de alumnos de la clase, dibuja siempre seres fantásticos e imaginarios como dragones, duendes, etc.
Sin embargo, este niño es muy inteligente y va al mismo ritmo que el resto de sus compañeros y no necesita prácticamente ayuda en la realización de las actividades.
Esta clase, los miércoles se divide en dos grupos en las dos horas posteriores al recreo para ir al Oratorio (un grupo va la primera hora mientras otro se queda en clase trabajando y la segunda hora va el otro grupo al Oratorio). Yo fui en esta primera semana con el grupo 2 y resulta sorprendente lo interesados que estaban los niños por todas las enseñanzas y oraciones que aprendían de la mano de Montse, la mujer que se encarga del Oratorio en la capilla.
Debido a que ya conocía a mi tutor (Chema) de la época en que estudiaba en el colegio, la comunicación con él ha sido muy buena y me ha integrado rápidamente en la dinámica de la clase.
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